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El blog el rinconcito cofrade, ha nacido recientemente bajo el amparo de jóvenes cofrades de Sevilla, que ponen su empeño, su cariño y su dedicación en realizar todo tipo de actividades para nuestro blog, como son: las entrevistas, las fotografías, poesías, opiniones y un sinfin de actividades más, entra, disfruta de nuestra manera de ver la semana santa, y si quieres formar parte del equipo de redactores, ponte en contacto con nosotros a través de nuestra cuenta de correo: elrinconcitocofrade@yahoo.es, te esperamos.

Redención en Getsemaní

Redención en Getsemaní
Hasta el aire quisiera limpiar tu mejilla, de ése beso traidor, que Judas te dio, por las Calles de Sevilla

martes, 24 de marzo de 2009

Lo que son las cosas I (Domingo de Ramos)

LO QUE SON LAS COSAS, (DOMINGO DE RAMOS)

A continuación, y con un total de siete artículos, cómo éste, encontraremos anécdotas, historias, y un sin fin de curiosidades, recogidas de la revista "Sevilla Nuestra", de lo que eran los días de nuestra semana mayor a principios del siglo XX, donde encontraremos entre otras cosas: Aquéllos exornos florales, cuadrillas de costaleros, composiciones musicales, e incluso las candelerías de aquellos tiempos.
Nuestra intención es, sin lugar a dudas, el poder trasladarnos a aquella Semana Santa, que nada tiene que ver con la actual, pero que sin lugar a dudas, marcó un antes y un después en el siglo de oro, de nuestra Semana Mayor.

El primer factor que hay que tener en cuenta para analizar las cofradías, en esta época es que con frecuencia, éstas cambiaban de día, e incluso cuando no podían hacerlo por infortunios meteorológicos, se reunían en Cabildo General y aplazaban sus salidas a otro día de la semana. Una vez apostillada esta premisa podremos observar que en el primer cuarto de siglo no se contaba ni con la cofradía de Jesús Despojado de sus Vestiduras, ni con la Paz. Sí procesionaban la Hermandad de la Sagrada Cena con su magistral palio realizado para la Virgen del Subterráneo por Juan Manuel Rodríguez Ojeda.
La Hiniesta después de hacer estación de penitencia el Lunes y el Jueves Santo, tuvo una reorganización a principios de siglo, y comienza a salir el Domingo de Ramos. Otro dato a tener en cuenta es que en 1925 el Maestro D.Manuel López Farfán compone la marcha Estrella Sublime para la imagen de la Virgen de la Hiniesta, de gran importancia ya que sería un revulsivo en lo que concierne al acompañamiento musical de las cofradías, factor que analizaremos posteriormente.
Por otra parte, se reincorpora al Domingo de Ramos, la cofradía de Nuestro Padre Jesús de las Penas y María Santísima de Gracia y Esperanza. La Hermandad de la Estrella desfilaba con los nazarenos con túnica blanca de cola y antifaz negro en el Cristo, y los de la virgen, con antifaz en color celeste.

Si algo no ha cambiado la Semana Santa, es el tema de los horarios, y es que, según Carrrero en 1915 curiosamente, y debido a un retraso de la Hiniesta en Campana, fue adelantado por la Estrella, organizándose una gran batalla entre ellas.

El cuerpo de nazarenos de la Amargura hasta 1911, vestían de blanco con antifaz morado. Ocho años después encontraría la luz la que hoy se considera himno oficial de nuestra Semana Santa, hablamos de la marcha Amarguras, compuesta por Manuel Font de Anta, e instrumentada por Manuel Font, su padre.
Finalmente, la cofradía del Amor, cuyos nazarenos de la Virgen vestían túnica negra de raso y cíngulo morado, no todos los años salió completa. Así, en 1915, sale el Domingo de Ramos, sólo la Entrada y la Santísima Virgen del Socorro, saliendo el Cristo del Amor en la procesión del Viernes Santo en el Santo Entierro. De nuevo, el portentoso crucificado, se quedó sin salir en 1918 y 1919, que después de una enérgica protesta sale el Jueves Santo de ese año.

Esperamos os haya gustado éste relato, próximamente, publicaremos el Lunes Santo de principios del siglo XX.


Fuente: Sevilla Nuestra.

Reportage fotográfico: Jose Luis García Suárez

miércoles, 18 de marzo de 2009

El Sueño del pequeño se hizo realidad

EL SUEÑO DEL PEQUEÑO SE HIZO REALIDAD

Andando y despacito, me levanto del impasible sueño de la noche anterior,
un poco alterado, y todavía somnoliento, me apresuro a la ventana y miro el cielo. El sol, tímidamente se ha asomado al balcón de la ciudad hispalense, mañana de primavera, ciudad engalanada, espléndida y guapa como mujer Sevillana, y me imagino, cómo habrá sido el amanecer en tu Giralda, en tu torre de oro, en ése río que divide las dos glorias, por un lado Sevilla, por otro, Triana. Me imagino y pienso qué de maravilla sería estar ya paseando entre naranjos y olivos, por eso, me apresuro en vestirme, y recibir con fuerza, el Jueves Santo sevillano.


Las manillas de los relojes, marcarán las diez u once de la mañana, y el joven Jose, que apenas cuenta con diez primaveras a sus espaldas, ha mirado y requetemirado su túnica blanca de antifaz “morao”, ha soñado tantas veces en vestir aquella túnica, que hasta el vello se le ha “espelucao”.

El pequeño cofrade, y en compañía de su padre, han desayunado a toda prisa, pues no quieren perderse un detalle de tan señalada fecha.
Finalmente, ya están dispuestos para hacer uno de los que a día de hoy, se ha convertido en rito: Comenzar el Jueves Santo, visitando la Basílica de la Esperanza Macarena, todo señorío su palio, todo portentoso el misterio, toda belleza en la mirada de aquella virgen, y todo esplendor en su rostro, más bello que nunca, mientras, el joven Jose, inquieto y travieso, como cualquier chiquillo, pide a su padre una estampita de la virgen, otra del cristo, otra del misterio…así, su colección de estampitas sería más grande aún si cabe…

Han terminado de visitar varios templos, entre ellos, Gran Poder, San Lorenzo… y han desembocado en los Terceros, el corazoncito del pequeño cofrade late y late cada segundo más y más fuerte, y no es para menos, pues en la “Madrugá”, se estrena de nazareno, acompañando a su cristo, un nazareno moreno.

Las manillas del reloj, se han tornado ya las tres de la tarde, la madre de Jose, pide a su hijo que duerma todo lo que pueda, “que la madrugá es mu larga…” Pero el pequeño no puede dormir, el corazón se apresura, se le hace un nudo en la garganta, haciendo testimonio del delirio que le espera al chiquillo, por eso no duerme, reza…


Ha llegado la hora de vestirse, son las once de la noche, el pequeño Jose, viste su túnica para hacer su estación de penitencia por vez primera. El rito comienza cuando su padre le dice, cariñosamente: “Venga José, a vestirse”.
Más tarde, el pequeño Jose, va a casa de su abuela, para que lo vea, pues ella ya es mayor y al cristo sólo lo verá de vuelta, su madre quedó en casa, añorando a su pequeño hijo, el cual, ya se encuentra en la iglesia, escuchando las palabras de los nazarenos mayores, los abrazos y el cariño, quedan latentes, ahí, no existen ni odios ni mentiras, allí sólo se desean buenas estaciones de penitencia, se abren las puertas de la iglesia, el padre de José, lo besa fuerte, y el antifaz “morao”, que bonito queda, el pequeño, echa a andar, antes su padre le dice: “nos vemos a la vuelta”, salen los tramos, nazarenos de túnica blanca, la banda en la cancela aguarda el momento, el rey de los gitanos sale, y toda Sevilla lo espera.


Pasan las horas, y los pequeños pasos del joven nazarenito, cada vez cuestan más, sin embargo, con mucha fuerza, a la Campana consigue llegar, serán las seis y pico de la mañana, y la plaza de la Campana, plena carrera oficial, ha acebado en pie, viendo al señor de los gitanos pasar, a gritos de ole el paso termina llegando a la Catedral, y por la cuesta del Bacalao, los sones de La Saeta, Consuelo Gitano, o Costalero, se hacen sonar, el recorrido de vuelta del pequeño nazareno le parece comenzar a soñar, ya está cerca la entrada, el corazón también empieza a llorar.

Por la calle Sol, el cristo moreno parece no querer entrar, se le han cantado saetas, hasta la saciedad, Sevilla mira expectante al Señor de la Salud, los corazones lloran de felicidad, el Sol, ya con fuerza, no quiere perderse éste momento, y el rostro del moreno cristo, le hace brillar, que finalmente termina entrando con el himno oficial, y el pequeño José, ¿a dónde habría llegado a parar?

En los brazos de su padre, por que había roto a llorar, pues su sueño: hacer su estación de penitencia, se había echo realidad, su padre, emocionado, lo abraza con ternura, éste es el sueño, que nunca quiero que llegue a su final, éste es el recuerdo de mi primera Madrugá.

Sevilla Reza Cantando

 
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